La contaminación del aire y la disminución de su calidad contribuyen de manera significativa al aumento global de la susceptibilidad de las personas a la rinitis alérgica. Aunque la predisposición genética tiene un papel importante en la sensibilidad respiratoria a los alérgenos inhalantes, la contaminación ambiental se está convirtiendo en un factor crítico en el desarrollo de alergias. Muchos países están tomando medidas proactivas para reducir la contaminación y proteger la salud pública. La Agencia Europea de Medio Ambiente proporciona información en tiempo real sobre la calidad del aire a través del Índice de Calidad del Aire, que es una herramienta accesible para monitorear la calidad ambiental.