Aeroalérgenos
La atmósfera terrestre contiene una mezcla de partículas biológicas y no biológicas, algunas de las cuales pueden provocar reacciones alérgicas en personas sensibles. Los aeroalérgenos (como el polen, las esporas de moho, los ácaros del polvo y las escamas cutáneas de origen animal) son partículas que se encuentran en el aire y pueden desencadenar reacciones del sistema inmunológico al ser inhaladas. Para las personas predispuestas a padecer alergias respiratorias, como asma y rinitis alérgica, estas partículas pueden actuar como factores desencadenantes importantes que afectan su calidad de vida.
Alérgenos de Exterior
Los alérgenos son proteínas específicas liberadas del polen de las plantas polinizadas por el viento o de las esporas microscópicas de los hongos. El polen de los árboles, las gramíneas y las malezas, junto con las esporas de más de 100 especies de hongos, puede alcanzar una concentración de cientos de miles por metro cúbico de aire. Estas partículas biológicas pueden transportarse a grandes distancias y propagarse por regiones. Los cambios estacionales, especialmente en primavera y otoño, aumentan significativamente la cantidad de estos alérgenos, desencadenando a menudo reacciones alérgicas como la fiebre del heno y el asma. Las condiciones meteorológicas, como el viento y la humedad, desempeñan un papel importante en su concentración y distribución.
Alérgenos de Interior
Los alérgenos están presentes no solo en el exterior; las personas sensibles también pueden estar expuestas a una variedad de alérgenos en el interior. Los alérgenos de interior más comunes proceden de roedores, cucarachas, ácaros del polvo y escamas de gatos y perros. Además, el polen y las esporas microscópicas de hongos también pueden estar presentes en el interior. Al igual que los alérgenos de exterior, los alérgenos de interior pueden ser difíciles de controlar, ya que a menudo se ocultan en diversos artículos del hogar, como ropa de cama, muebles, alfombras e incluso sistemas de ventilación.
